
De acuerdo, la cámara que le regalaron a Amelie sus padres no provocaba accidentes, como pretendía hacerle creer el malvado vecino. Pero un poco rarita sí que era... El botón de disparo cambiaba de lugar cuando le apetecía. Especialmente cuando le tocaba fotografiar nubes en forma de conejito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario